viernes, 26 de julio de 2013

Efesios 4:22-24   Despojarse, vestirse y renovarse

22 En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos,
23  y renovaos en el espíritu de vuestra mente,
24  y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.

Comentario:

El significado de despojarse es quitar algo o todo voluntariamente; puede ser la ropa, o desposeerse voluntariamente de una cosa. Unos sinónimos que nos aclaran la idea pueden ser renunciar, prescindir, privarse, desprenderse.
Lo que Pablo enseña a los creyentes de Éfeso es sobre  la necesidad de un cambio radical y continuo en sus vidas. Su anterior vida tenía que terminar porque ahora pertenecían a Cristo y él quiere transformarlos todos los días.  Hay un conflicto para el creyente entre la antigua manera de vivir y la nueva vida que tiene en Cristo, por eso Pablo sugiere tres cosas para hacer. Veamos la primera: despojarse de la vieja forma de vida.
El despojarse comienza cuando se rinde la vida a Cristo con la conversión, pero esto debe continuar diariamente. Aunque el convertido, sea ahora una nueva criatura,  siempre tendrá esa lucha con el pecado hasta el día que tenga que morir, por eso la lucha debe ser constante. Esto significa que debemos rechazar la pasada manera de vivir y quitarla de la vida cristiana. Despojarse sugiere la acción de desprenderse de algo, arrancarlo, alejarlo, poner fuera de uno, quitarlo. Debe ser como el rechazo a la basura, quitarla y alejarla de uno, porque el viejo hombre está corrupto, destruido y arruinado, y va camino a su ruina porque sigue sus deseos engañosos. “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne”. Gálatas 5:16.
Lo segundo por hacer es “renovar el pensamiento”. Si antes venían imágenes malas, deseos pervertidos u otro tipo de cosa, ahora hay que poner cosas nuevas como dice Pablo en Filipenses 4:8 “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”.
Y la tercera acción es vestirse en justicia y santidad. El nuevo hombre es obra de Dios, verdaderamente justo y santo, es el resultado de la obra creadora de Dios y no de uno mismo. Cuando antes andaba en la rebeldía y la corrupción, ahora camina en la justicia y la santidad.
Gracias al Espíritu Santo el creyente tiene la capacidad de adoptar un nuevo estilo de vida, dominado y en obediencia.

Rubén Pelegrina

domingo, 21 de julio de 2013

Efesios 4: 14-16 ¿Qué es un niño fluctuante?

 V.14  Para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error,
V.15  sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,
V.16  de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.

Comentario:
En este pasaje Pablo nos advierte contra la inmadurez, que ya no seamos niños en primer lugar.
Los creyentes están llamados a crecer en su vida espiritual, no pueden permanecer siendo niños toda su vida, niños que “no quieren” madurar. Estos niños espirituales se caracterizan por ser fluctuantes (esto viene de un término usado en el mar, que significa ser sacudido por las olas), por eso los creyentes inmaduros son inestables, son como un barco sin timón en medio de un mar tormentoso y son llevados por doquiera de todo viento de doctrina, cambian fácilmente de parecer y son presa fácil de enseñanzas engañosas. Que oscilan frente al viento, que en este caso se usa metafóricamente; “viento de doctrina…por estratagema” ó, trampa, astucia, ardid, engaño (v.14).
La única manera de poder descubrir el error es el conocer la verdad, a un empleado bancario no le enseñan a descubrir los billetes falsos, eso sería mucho trabajo, se le enseñan las características del verdadero billete. Todo el que es verdaderamente hijo de Dios, es parte de la iglesia, ama a Jesús, ama su verdad y aborrece el error y detesta la negación de la verdad.  El creyente debe conocer la verdad para descubrir el engaño, no debe ser fluctuante ni en doctrina, testimonio, principios, práctica y convicciones, ni siquiera conviviendo con grupos sectarios equivocados él debe cambiar su forma de pensar. En una parte de mi vida fui a vivir a otro país y pasé por varios grupos cristianos hasta descubrir el verdadero. Se podía oler en el ambiente cuando había principios o doctrinas mal interpretadas. Eso solo se descubre cuando se conoce la verdad. Por tal motivo Pablo nos insta a madurar, a equiparnos y dejar de volar con las olas, a crecer en Cristo, en la cabeza.
Debemos ser inteligentes para no vacilar, oscilar, dudar ni claudicar entre dos pensamientos, opiniones, bandos, creencias y doctrinas (“Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra. 1ºReyes 18:21). Baal era mayormente un dios del clima y por lo tanto responsable por la cosecha, pero Dios era el verdadero que les otorgaba todo.
Hoy muchos no se dan cuenta que van tras un dios de la prosperidad o de la sanidad o de los milagros en vez de ir tras el Dios de la verdad. Debemos aprender a descubrir por la verdad las enseñanzas de la verdad o la mentira.
Rubén Pelegrina



Efesios 4: 17-21 La nueva vida en Cristo

17  Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente,
18  teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón;
19  los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza.
20  Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo,
21  si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús.

¿Por qué es “nueva” esta vida a la que se refiere Pablo? ¿A qué se refiere cuando dice “en Cristo”? Cuando una persona decide entregar su vida a Cristo, se provoca una “conversión” y comienza a vivir una nueva vida, de la que le habló Jesús a Nicodemo en cierta ocasión (Juan 3:3-7). Esta vida se halla fundada en Cristo y debería recibir toda Su información y seguir en todos sus mandamientos, de quién se puede aprender constantemente: “mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo” v.20.
Esta vida lleva implícita un énfasis que es la responsabilidad humana de abandonar el pecado que ennegrece el entendimiento y hace extraños a Dios a los que lo practican en ignorancia o bajo la dureza del corazón (v 18). Esto se practica generalmente en rebeldía hacia Dios y no en insensibilidad emocional. Cuando nacemos y vamos creciendo comenzamos a tener una sensibilidad hacia lo malo y a medida que lo practicamos, el pecado comienza a hacerse insensible a la mente y esto provoca una dureza en el corazón. A esto se refiere el apóstol cuando dice que no andemos como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón. Es una nueva vida la que hay que practicar con una nueva mente. Debemos cambiar el sentido de los pensamientos para dar lugar al fluir del Espíritu Santo de Dios guiándonos en todo momento.
La frase “vanidad de su mente” es un vacío, falta de propósito, lo que se traduce en un  entendimiento oscurecido, alienación de la vida de Dios, ignorancia de los caminos divinos, corazones endurecidos y pérdida de sensibilidad.
Pablo hace hincapié sobre un “estilo de vida completamente cambiado”. Indica que éste debe ser radicalmente diferente de aquel de los no convertidos a Cristo. Por eso termina este párrafo diciendo que si en verdad hemos oído, y sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús debemos continuar aprendiendo de Él.
En resumen, conocer a Cristo es ser un discípulo atento para oír sus enseñanzas y estar anhelante para seguir sus instrucciones, y no vivir como los gentiles o los que no son creyentes.

Rubén Pelegrina