jueves, 16 de mayo de 2013


Efesios 4:4 – 7 Discrepancias

4  un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación;
5  un Señor, una fe, un bautismo,
6  un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.
7  Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo.

Comentario:
Una discrepancia es un desacuerdo o desunión personal en opiniones o conducta. Encontramos a menudo gente que vive en una total discrepancia de vida, diferencia que se percibe al comparar dos cosas, dos estilos de vida o conducta, dos formas de actuar, por ejemplo una en la casa y otra en el trabajo o en la iglesia o en el medio público donde se encuentre. Eso tiene si se quiere un allegado sinónimo de vida a la hipocresía.
Por ejemplo en este pasaje encontramos las bases de una unidad. Si decimos que tenemos un Señor y una fe, debemos honrar a ese Señor y practicar esa fe. Ya sé que el texto hace énfasis en que todos tenemos al mismo Señor y al mismo Espíritu, pero de igual manera si tenemos un Señor en la casa no podemos tener otro señor en el trabajo o en la escuela y vida pública. Me encanta decirle a la gente que me esmero en ser transparente en la vida, lo que no quiere decir que a veces pueda fallar. Hoy hablando con el dueño de un negocio, el tema fue la honestidad. Si decimos ser honestos como lo fue Jesús a quien honramos, debemos proceder con honestidad en todo. El día anterior me había dejado en la mesa del comerciante una moneda que sirve para pagar el transporte público en mi ciudad y en ese momento el amigo comerciante me lo estaba entregando. Al que yo contesté con sorpresa, diciéndole que hoy es muy difícil encontrar gente honesta.
Dios nos está enseñando en el pasaje que ningún cerebro puede controlar un cuerpo que está desintegrado en fragmentos. Si no hay una unidad coordinada en el cuerpo, los designios de la cabeza se frustran. Dios se siente mal si su cabeza indica una cosa y el cuerpo coordina otra. ¿No es verdad que muy poco se actúa en obediencia a la cabeza? Si tenemos un Señor y una fe, todos debemos responder a los mandatos de dicho Señor y corresponder a la misma fe que todos profesamos, pero las desavenencias en el cuerpo nos hacen actuar con discrepancias. La unidad de la Iglesia es esencial para la obra de Cristo. La unidad no aparece por sí sola, hay que trabajar para lograrla. Muchas veces las diferencias que existen entre las personas, pueden conducir a la división.
En lugar de concentrarnos en lo que nos divide, debiéramos recordar qué nos une: ¡un cuerpo, un Espíritu, una misma esperanza, un Señor, una fe, un bautismo, un Dios! ¿Sabes apreciar a las personas diferentes a ti? ¿Eres capaz de ver cómo los dones y puntos de vista distintos pueden contribuir a que la iglesia cumpla con la obra de Dios? Aprende a disfrutar cómo los miembros del cuerpo de Cristo nos complementamos unos a otros y vive la vida sin discrepancias personales.
Rubén Pelegrina



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