Efesios 2:17-18 Los de lejos y los de cerca
17 “Y vino y anunció
las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban
cerca;
18 porque por medio de él los unos y los otros
tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre”.
Comentario:
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZy6dk49PmxVhnM25zHYNnvNt86nQEKWSUrmQ-1Z4_-vyb03UpYrA8jRtY1dfu0KEdNQ6KR8ELWeGGBd-9NRvzsId90WhYE3pWqHWhpjvxVwGIA4PjWfFlPOdXVq1a-24TSrJqe4dPPjs/s1600/Efesios+2+17.jpg)
Todos los que somos
padres podemos entender esta frase del versículo: “Y vino y anunció las buenas
nuevas de paz a vosotros que estabais lejos” ¿Por qué podemos entenderlo mejor
que otros? Porque el ser padres nos permite mirar más allá que otros que no lo
son, y mirando a nuestros hijos con ojos sin divisiones, los que están lejos
son iguales que los que están cerca. Como padre, Dios se ha preocupado por
traer cerca a los pródigos, en este caso mediante la reconciliación que Cristo
trae entre creyentes judíos (los de cerca) y creyentes gentiles (los de lejos),
y entre la nueva humanidad así creada y Dios.
Es hermoso y
ejemplar para nosotros, considerar el corazón de Dios que trata de atraer hacia
sí a todos sin distinción. Un corazón acogedor que se dispone a dar a todos por
igual, los de cerca y los de lejos, y pensar en que por ser Dios pudiera tener
más preferencias por unos que por otros sería peligroso. Si algún ejemplo
podemos tomar como hombres de este pasaje es el aprender a ser padres que se
entregan por completo a sus hijos, y no que nos demos pero debido a las
circunstancias podamos volvernos egoístas en determinados momentos y abiertos
en otros.
El v. 18 rescata
este concepto, expresándolo en una metáfora tomada de las leyes del templo. En
el Antiguo Testamento, sólo el sumo sacerdote, como representante de Israel,
tenía acceso inmediato a Dios en el sentido de que era el único que podía
entrar al lugar santísimo, y eso solamente en el día de la Expiación. Israel
estaba a cierta distancia, y los gentiles un poco más lejos. Pero a través de
la muerte y resurrección de Cristo ambos tienen ahora acceso inmediato a Dios
por medio del don del Espíritu Santo, que trae la presencia consciente de Dios
a cada persona. El secreto máximo de Dios para lograr esto fue “la muerte”.
Dios hecho hombre, vive y muere en sí mismo para hacer cercanos a todos. El
secreto fue morir y dar su vida.
Si el egoísmo que
como padres terrenales podemos tener en determinados momentos de nuestra vida
sigue tutelando y manejando nuestra vida, no hemos aprendido nada de Dios. El
secreto es morir y dar la vida, “Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos
de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”. Lucas 9:23
La gente puede ver
que Dios es amor y que Jesús es Señor cuando vivimos en armonía con otros y de
acuerdo con lo que Dios dice en su Palabra. Somos ciudadanos del Reino de Dios
y miembros de su familia.
Rubén Pelegrina